martes, 20 de julio de 2010

Las conductas desafiantes son las que restringen las oportunidades (2da parte)

Tamarit define la conducta desafiante, tomando la definicion de Emerson como “conducta culturalmente anormal de tal intensidad, frecuencia o duración que es probable que la seguridad física de la persona o de los demás corra serio peligro, o que es probable que limite el uso de los recursos normales que ofrece la comunidad, o incluso se le niegue el acceso a esos recursos”. La conducta desafiante, según esta definición no es simplemente aquella en la que la persona esta en riesgo sino también lo es aquella que limita o restringe las oportunidades. La normalidad va a depender del contexto en el que se desarrolle.
Cuando un niño golpea a otro, lanza objetos, da cabezazos, o se muerde las manos necesita ser controlado para que no se lastime o dañe a los demás, sin embargo, la vigilancia que se ejerce sobre las circunstancias distan de ser una intervención educativa, las que se dan, únicamente cuando el comportamiento inapropiado no ha ocurrido.
Para influir adecuadamente se requiere ver mas allá de la conducta manifestada por el niño, la finalidad es lo que prima a la hora de hacer un análisis funcional del comportamiento y así lo manifestó Javier Tamarit “desde la perspectiva de lo que vemos diríamos que una conducta es una agresión sin embargo, desde la mirada funcional entendemos que el niño esta atacando porque no sabe pedir y la manera que tiene de hacer esa petición es precipitarse sobre los demás. El análisis funcional de la conducta implica que tenemos que ver no solo la conducta sino el objetivo que persigue y ver que es lo que ocurre previa y posteriormente a esa conducta ya que, analizando la cadena entera de lo que antecede y la consecuencia de la misma podemos sacar hipótesis de cuales son las funciones que están trabajando para saber por que ese niño se comporta de esa manera, y generalmente lo hace por carecer de habilidades comunicativas, por lo tanto hay que intervenir creando competencias y modificar contextos para mejorar la calidad de vida”.
En cuanto al apoyo conductual positivo Tamarit agregó que “centra la atención en crear y apoyar contextos que incrementen la calidad de vida haciendo que las conductas problemáticas sean menos eficaces y que las conductas alternativas sean más funcionales. Es desarrollar un plan para una vida mejor en el que una de las piezas del puzzle es como aminorar la conducta enseñando habilidades diferentes de comunicación e interacciona social”.

Conductas desafiantes en los trastornos del Espectro Autista (1ra parte)

Javier Tamarit Cuadrado
LA CONDUCTA NO ES LO QUE VEMOS SINO LOS PROPÓSITOS QUE TIENE ADEMÁS DE LO QUE VEMOS

Sara es una niña que según el DSM, Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales tiene pica, un deseo irresistible de comer o lamer sustancias sin ningún valor alimenticio. Un día, sentada sobre la arena, observó que la puerta del patio estaba abierta por alguna razón que no era la esperada, ir a casa. La situación la inquieta y estalla en una conducta desajustada que grita intervención. Algo hay que hacer para que Sara, al ver la puerta abierta, tenga otras posibilidades aseguró el licenciado Tamarit, responsable de Calidad de FEAPS, Confederación Española de Organizaciones a favor de las Personas con Discapacidad Intelectual, España y agregó que, tanto Sara como Juan, Alberto y Andrés necesitan que no solo observen sus conductas sino los propósitos, las causas de la manifestación conductual, para comprender si se trata de una conducta propia del individuo o es la consecuencia de una determinada situación del contexto.
El comportamiento retador puntualizó Tamarit en el seminario sobre conductas desafiantes en los trastornos del espectro autista dictado en la ciudad de Buenos Aires “son un cambio en la mirada y en el modo de entender el comportamiento ya que, tradicionalmente se ha interpretado que la conducta es un problema que tiene el niño, sin embargo, cuando se habla de conductas desafiantes, en vez de hablar del problema que tiene el niño, se dice que el niño necesita apoyos de nuestra parte, nos lanza un desafío, un reto, para que el entorno intente solucionar su situación. No se trata de una conducta que el niño hace intencionalmente para molestar, es una conducta que cuestiona a las escuelas, a los profesionales y a su vez, nos invita a sacar de nosotros lo mejor para dar soluciones”.